Sesionbes Bibliográficas. 01 de Enero de 2001 (22)

La insuficiencia cardíaca es un término que engloba todas aquellas situaciones en las que el corazón no es capaz de suministrar a todo el organismo la cantidad de sangre necesaria para un correcto funcionamiento. Para elegir el tratamiento más adecuado deben tenerse en cuenta tres principios: eliminar la causa primaria (p.ej. cirugía), eliminar la causa desencadenante (p.ej. anemia, infección respiratoria) y controlar la insuficiencia cardíaca. Para controlar la insuficiencia se deben tomar medidas como disminuir el trabajo cardíaco, se consigue con reposo físico y psíquico, control del peso y utilización de fármacos vasodilatadores. Otra medida sería mejorar la función cardíaca como órgano de bombeo, se deben emplear fármacos inotrópicos positivos y digitálicos. Y, finalmente, reducir la retención de sodio y agua, para ello se propone una dieta hiposódica, administrar diuréticos y, si fuera necesario, utilizar técnicas como la diálisis, paracentesis,… Los diuréticos mejoran los síntomas de la insuficiencia cardíaca porque actúan de manera directa sobre la reabsorción de solutos y agua por parte de la nefrona, pudiendo retrasar la progresión de la dilatación de las cavidades cardíacas al disminuir la presión de llenado ventricular. Los diuréticos se clasifican por su lugar de acción. Los que actúan a nivel de túbulo proximal como manitol (diurético osmótico) y acetazolamida (inhibidor de la anhidrasa carbónica). A nivel del asa de Henle se dispone de los diuréticos furosemida y torasemida. A nivel de túbulo distal y porción cortical del asa de Henle se dispone de las tiazidas (hidroclorotiazida) y homólogos (clortalidona). Y por último los que actúan a nivel distal del túbulo y colector como sería la espironolactona, amilorida y triamtereno. Los efectos secundarios de los diuréticos son una excesiva diuresis con disminución del volumen sanguíneo e hiponatremia, exceso de reducción de la presión de llenado con caída del gasto cardíaco que aumenta los síntomas anterógrados, hipofusión y aumento de la uremia por un menor flujo renal. La hipopotasemia e hipomagnesemia pueden favorecer la aparición de arritmias por ello es necesario aportar potasio (en el caso de las tiazidas), o bien, utilizar ahorradores de potasio, pero deben monitorizarse los iones plasmáticos. Otros efectos secundarios son hiperuricemia, alteración de la tolerancia a la glucosa y acentuación de las dislipemias.
Palabras claves:
  • DIURESIS
  • EFECTOS-SECUNDARIOS
  • MONITORIZACION
  • ARRITMIAS
  • INHIBIDORES
  • OSMOTICOS
  • AHORRADORES
  • TIAZIDAS
  • HIPOTENSION

NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.