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La eritropoyetina es una hormona reguladora de la eritropoyesis, que se sintetiza principalmente en células intersticiales del riñón en respuesta a la hipoxia tisular. Desde hace años se utiliza en el tratamiento de la anemia, especialmente la asociada a la insuficiencia renal crónica. También se utiliza en el tratamiento de la anemia asociada al cáncer y a la infección por VIH y en la anemia de recién nacidos prematuros. Desde 1997 está autorizada su utilización en pacientes quirúrgicos, como tratamiento complementario en programas de donación autóloga o como tratamiento único. También se usa, en fase de investigación, en programas de donación de sangre autóloga. En pacientes quirúrgicos con riego de hemorragia su principal objetivo es reducir o eliminar la transfusión alogénica. La utilización de procedimientos alternativos a la transfusión alogénica, como la donación autóloga y el tratamiento con eritropoyetina, es objeto de un intenso debate en términos de coste-eficacia. En diversos estudios se ha demostrado la eficacia de la utilización preoperatoria de eritropoyetina en pacientes en quienes se prevé una hemorragia importante disminuyendo las necesidades transfusionales. Más conocida en su utilización combinada con procedimientos de donación autóloga de sangre. Actualmente todavía no se conoce la dosis y la frecuencia de administración más adecuada. Su utilidad en el tratamiento de la anemia en pacientes con cáncer está bien establecida aunque existe la necesidad de establecer guías clínicas. También se está utilizando esta hormona en el tratamiento de la anemia en pacientes graves. Las ventajas de la utilización de la eritropoyetina en cualquiera de sus aplicaciones clínicas descritas son conocidas y el objetivo actual consiste en encontrar el régimen terapéutico más apropiado en términos de coste-eficacia. El autor concluye que la administración de eritropoyetina mejora notablemente la calidad de vida de los pacientes y que las nuevas indicaciones en el mundo de la transfusión aportan ventajas similares a los pacientes quirúrgicos y disminuyen los riesgos inherentes a toda transfusión sanguínea.