Muchas formas de conjuntivitis, la queratitis seca (o síndrome del ojo seco), una blefaritis, un orzuelo, un tumor en el párpado, así como también heridas superficiales ligeras pueden ser tratados con un número reducido de medicamentos oftálmicos. Las urgencias verdaderamente oftalmológicas deben dirigirse inmediatamente a un gabinete de oftalmología o a una clínica especializada. Pueden citarse una pérdida repentina de visión u otros trastornos notables de la vista o heridas del globo ocular o de los párpados. En caso de quemaduras por ácido o soluciones alcalinas, hay que enjuagar inmediatamente el ojo con abundante agua.
Las conjuntivitis infecciosas, alérgicas y físico-químicas son las causas más frecuentes de un ojo rojo. El enrojecimiento afecta a toda la conjuntiva así como también a la cara interna de los párpados. Siempre se observa una hipersecreción acuosa o purulenta. Los síntomas subjetivos son los siguientes: sensación de presión o de un cuerpo extraño, quemazón, picor o malestar, pero ausencia de dolor.
En caso de conjuntivitis bacteriana, ésta afecta primero a uno de los dos ojos, después contamina el otro al cabo de 2 días. Es característico el exsudat purulento. Los agentes patógenos más frecuentes son los estafilococos, los estreptococos y el Haemophilus influenzae. Esta forma de conjuntivitis tiene tendencia a curarse espontáneamente; en caso contrario, se pueden administrar antibióticos en aplicación local. Se escogen substancias que se reabsorban poco y de amplio espectro (aminosidos, sulfamidas, ácido fusídico o cloramfenicol). Durante el día, los antibióticos se administran en forma de gotas, y por la noche, en forma de pomada. Habitualmente, la duración del tratamiento es de 7 a 10 días. En la conjuntivitis vírica, con frecuencia los agentes responsables son adenovirus. En este caso la secreción es acuosa. Una infección limitada a la conjuntiva se cura espontáneamente en 1 a 3 semanas. En el caso de una conjuntivitis alérgica, el síntoma típico es el prurito. A menudo también se ven afectadas las vías aéreas superiores. En el tratamiento, ante todo hay que evitar los factores desencadenantes. Se trata en primer lugar con antihistamínicos locales y, en caso de trastornos sistémicos, con antihistamínicos orales. También se puede recurrir a estabilizadores de los mastocitos.
El síndrome del ojo seco se caracteriza por una sensación de cuerpo extraño, como de presencia de arena provocando un rozamiento. El cuadro clínico se desarrolla a continuación de una disminución de la secreción lacrimal. Las causas son múltiples: edad avanzada, enfermedades autoinmunes, medicamentos con propiedades anticolinérgicas, por ejemplo. El tratamiento más sencillo consiste en instilar lágrimas artificiales.
La blefaritis es una inflamación crónica del borde del párpado. Los síntomas son bordes inflamados con crostas y sensación de presencia de arena. La infección aparece cuando unas bacterias colonizan las glándulas de Meibonius y los folículos pilosos de las pestañas. Los bordes de los párpados deben limpiarse delicadamente una o dos veces al día con un jabón suave (champú de bebés, por ejemplo) y las glándulas masajeadas con bastoncillos de algodón. Dado que la película lacrimal es anormal, las lágrimas artificiales pueden representar un alivio. Si estas medidas no son suficientes, se pueden aplicar pomadas a base de antibióticos en el borde de los párpados.
El orzuelo es o bien un abceso en la región de los folículos pilosos o una inflamación de las glándulas de Meibomius. El tratamiento consiste en compresas húmedas y calientes aplicadas varias veces al día; además se pueden utilizar antibióticos.
En caso de enrojecimiento unilateral del ojo y de sensación de malestar, hay que buscar siempre la presencia de un cuerpo extraño. Tanto si es para proceder a la búsqueda o a la eliminación de dicho cuerpo, es aconsejable instilar gotas de un anestésico local. Los cuerpos extraños móviles pueden eliminarse enjuagando el ojo, los cuerpos fijos han de extraerse con ayuda de un trozo de algodón o con el borde de una hoja de papel rígida. Si se trata de abrasión del epitelio de la córnea o de lesiones por irradiación de la luz del sol o de trabajos de soldadura, conviene prescribir antibióticos para prevenir una infección. También se pueden administrar analgésicos para atenuar el dolor y cubrir el ojo con un vendaje.
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NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.