Sesión Bibliográfica. 01 de Marzo de 2003 (46)

Actualmente un tercio de la población mundial sufre tuberculosis latente causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. Anualmente aparecen unos nueve millones de casos de tuberculosis activa, con una incidencia de 2-3 millones de muertes al año. Aunque la mayor incidencia de tuberculosis se da en los países subdesarrollados, en Estados Unidos y Europa la incidencia está aumentando en los últimos diez años debido principalmente a la inmigración, al virus VIH y a una relajación en los programas de control y tratamiento de la enfermedad. El tratamiento de la tuberculosis nunca se realiza en monoterapia basándose en dos principios: la prevención de la resistencia al tratamiento y para mejorar la eficacia. La mayoría de veces la resistencia al tratamiento se produce por un tratamiento inadecuado. El tratamiento se realiza con dos o más fármacos. Los principales tuberculostáticos son la isoniazida y la rifampicina que son todavía la base de los tratamientos. La rifampicina es muy importante debido a que reduce la duración del tratamiento. El tratamiento que combina isoniazida y rifampicina durante nueve meses con una fase inicial en la que se añade estreptomicina o etambutol o ambos puede curar al 95% de los pacientes. Estudios indican que si se incluye la pirazinamida en los primeros dos meses, el tratamiento puede reducirse a 6 meses y las tasas de curación se mantienen en el 95% ó más. En los pacientes que son resistentes a la isoniazida, el tratamiento con rifampicina, isoniazida y pirazinamida no resulta eficaz, habiendo una alta tasa de fracasos terapéuticos. Por ello la CDC y la American Thoracic society recomiendan añadir a esta terapia de inicio el etambutol. Es recomendable administrar a los pacientes en tratamiento con isoniazida suplementos con piridoxina (Vitamina B6) para prevenir la neuritis periférica. En estos pacientes también se deben realizar controles hepáticos periódicos debido a la toxicidad hepática potencial de la isoniazida, la rifampicina y la pirazinamida. Las dosis de etambutol deben reducirse en caso de insuficiencia renal. También los pacientes tratados con etambutol deben realizar controles visuales periódicos debido a la posibilidad de que se produzca neuritis óptica. Algunos pacientes con tuberculosis pueden considerarse crónicos debido al incumplimiento del tratamiento. Actualmente existen programas que se denominan DOT (terapia observada directamente), que consiste en que una enfermera u otro personal sanitario está observando al paciente mientras se toma cada dosis de tuberculostático y verificar así el cumplimiento. Para facilitar esta observación se recurren a regímenes posológicos intermitentes (dos-tres veces por semana). Existen dos regímenes posológicos intermitentes con una eficacia comparable con el tratamiento diario. Uno de ellos es: 2 semanas de tratamiento diario de isoniazida, rifampicina, pirazinamida y estreptomicina o etambutol seguido de 24 semanas con isoniazida y rifampicina dos veces a la semana. El segundo tratamiento consta de 8 semanas de tratamiento tres veces a la semana con isoniazida, rifampicina, pirazinamida y estreptomicina o etambutol seguido de 18 semanas con isoniazida y rifampicina dos veces a la semana.
Palabras claves:
  • TRATAMIENTO
  • RIFAMPIZINA
  • ISONIAZIDA
  • DOT
  • PIRAZINAMIDA

NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.