La capacidad de un alimento de incidir en el desarrollo de la caries viene determinado por su acidogenicidad y adherencia a la superficie dental. Así, se ha puesto de manifiesto que los alimentos más cariogénicos son los más acidógenos y los más viscosos, siendo preferibles los líquidos a los sólidos, y las partículas gruesas a las finas. Los alimentos pegajosos y retentivos, como los dulces o los frutos secos, se adhieren a las superficies y grietas aumentando el tiempo de contacto con la superficie dental. Las bebidas gaseosas presentan un pH bajo que puede contribuir a la erosión del esmalte cuando se consumen en grandes cantidades. El alimento con mayor potencial cariogénico es la sacarosa, puesto que por un lado su metabolismo por la flora oral da lugar a la formación de polisacáridos adherentes, y por otro a glucosa y fructosa, que mediante el ciclo de Krebs da lugar a producción de ácidos (láctico y pirúvico) causantes de la desmineralización del esmalte. Por este segundo mecanismo, la fructosa, glucosa, maltosa y lactosa también son cariogénicos, pero mucho menos que la sacarosa. Para que el almidón inicie el proceso de caries, debe permanecer mucho tiempo en la boca, de modo que la amilasa salival haga más disponible el sustrato, y las bacterias se adapten a metabolizarlo.
Hay una serie de alimentos que no contribuyen a la formación de caries y por ello se llaman cariostáticos. Entre estos podemos distinguir carnes, pescados, huevos o dulces sin azúcar. Las grasas pueden reducir el riesgo de caries en presencia de azucares fermentables, al formar una película protectora sobre la superficie dental.
Llamamos alimentos anticariogénicos a los que disminuyen la incidencia de caries. Aquí podemos situar algunos quesos, que aumentan el pH, tienen propiedades tampón, inhiben bacterias cariogénicas y reducen la desmineralización por su alto contenido en calcio y fósforo. También podemos situar aquí alimentos que aumentan la salivación, como chicle, sal, frutas, verduras,…
En los niños, en las primeras etapas de la vida se puede producir la denominada caries del biberón. Presenta una aparición brusca en los incisivos superiores (por la posición lingual durante la succión) caninos y molares temporales, y relacionada con la succión prolongada del chupete o biberón impregnados en sustancias cariogénicas. Esta caries esta condicionada por varios factores, como la presencia de Streptococcus mutans, que coloniza la boca de los niños ente los 9 y 12 meses. Por ello la incidencia de caries aumenta cuando el uso del biberón se prolonga más allá de los 12 meses. La composición de la leche también afecta, siendo mas cariogénicas aquellas que llevan sacarosa, y menos las que llevan lactosa, y proteínas de la soja. La leche menos cariogénica es la materna, que además tiene agentes protectores, como anticuerpos contra Estreptococos. Como en adultos, otros factores condicionantes son la higiene deficiente, un insuficiente aporte de flúor y abuso de azucares.
Las caries de los dientes posteriores se deben tratar para mantener la pieza, o en caso de perdida se debe colocar un espaciador para mantener el espacio de recambio dentario y restablecer la función masticatoria. Para la prevención se debe utilizar cuanto antes el vaso o taza en lugar de biberón, se ha de usar pasta de dientes fluorada, evitar comidas y bebidas azucaradas, usar medicamentos sin azúcar, visitar al dentista a partir de la erupción de los dientes temporales y fluorar las aguas de abastecimiento público.
Palabras claves:
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- PLACA DENTAL
- BIBERON
- ESMALTE
- DIENTE
- CARIES
- PULPA
- STREPTOCOCCUS MUTANS
NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.