Sesión Bibliográfica. 01 de Octubre de 2003 (52)

El tratamiento de las quemaduras ha experimentado una notable mejora en los últimos años, que ha traído como consecuencia un aumento de la supervivencia, así como el hecho de que, en adultos, la edad avanzada suponga un mayor riesgo de muerte que el tamaño de la quemadura. Los casos más graves requieren hospitalización, para lo que se consideran grupos de riesgo niños de corta edad, ancianos y personas jóvenes ocupadas en la industria. El tratamiento de quemaduras severas incluye desde el mantenimiento vital, hasta la rehabilitación y reintegración de los pacientes, pasando por el tratamiento de cicatrización de las heridas. El tratamiento con fluidos, especialmente en pacientes con daños por inhalación, quemaduras amplias o profundas, o cuyo tratamiento no ha sido inmediato, disminuye mucho el riesgo de sufrir un shock, disminuyendo con ello la mortalidad. La inhalación de gases también representa un riesgo grave, secundario a obstrucciones aéreas, broncoespasmos, infecciones o fallo respiratorio. Por ello, para evitar el envenenamiento con monóxido de carbono, se debe tratar a los pacientes con oxígeno, estando indicado en ciertos pacientes el uso de oxígeno hiperbárico. Los días que siguen al daño, se puede presentar un estado hipermetabólico, que requiere de un enfoque nutricional que asegure el aporte necesario de nutrientes, tanto desde el punto de vista de la cantidad como de la calidad. Para acortar en lo posible el estado hipermetabólico se debe buscar un tratamiento de soporte adecuado, y el desbridamiento y cierre de las quemaduras. El tratamiento quirúrgico de las quemaduras profundas, también previene problemas sistémicos inflamatorios y sépticos, por lo que es muy importante la identificación de dichas lesiones. Aunque no puede sustituir a la cirugía, los antibióticos tópicos pueden mejorar el control del dolor y enlentecer la proliferación bacteriana. Puede ser de utilidad también el uso de sustitutos de la piel, temporales o permanentes, que pueden ser naturales o sintéticos, siendo más efectivos los auto injertos. En los últimos años ha mejorado notablemente el control del dolor y la ansiedad de los pacientes quemados, lo que ha derivado en una mejora fisiológica y psicológica de los pacientes, que puede evitar los síntomas derivados del síndrome de estrés postraumático. Gran parte de los protocolos se basan en la sinergia de opiáceos y benzodiazepinas, y el ajuste de dosis según diferentes escalas objetivas. Por último, en los pacientes con grandes quemaduras, deben tratarse también las contracturas e hipertrofias derivadas de las mismas, lo que puede evitar la presencia de deformidades permanentes.
Palabras claves:
  • HIPERTROFIA
  • CICATRIZACIÓN
  • HIPERMETABOLISMO
  • OXÍGENO
  • HIPERBÁRICO
  • QUEMADURA

NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.