Sesión Bibliográfica. 01 de Diciembre de 2003 (54)

Los AINEs han demostrado en ensayos su utilidad para reducir el dolor, la inflamación y la rigidez matutina, pero no aportan ninguna mejora sobre el pronostico de la enfermedad, no modifican la evolución de la misma, y no previenen la destrucción articular. No se ha demostrado superioridad de ningún AINE sobre los demás, aunque hay autores que defienden que el ibuprofeno presenta un perfil de efectos adversos más favorable. A pesar de ello, en los pacientes de riesgo está indicada medicación gastroprotectora. El papel de los COX-2 en estos pacientes esta actualmente en discusión, puesto que aunque parece que pueden aportar mejoras en cuanto a efectos adversos gastrointestinales, son más caros, se ha apuntado la posibilidad de toxicidad renal y cardiaca, y no presentan efecto antiagregante que puede ser positivo en estos pacientes.

La eficacia de los corticoides para mejorar la sintomatología está suficientemente establecida mediante ensayos, a lo que parecen añadir un efecto positivo sobre la evolución de la enfermedad. A pesar de ello, clásicamente han existido recelos sobre su utilidad por su perfil de reacciones adversas. Hoy día ha quedado demostrado que su uso en las formas graves, con un esquema terapéutico organizado y como adyuvante a otros tratamientos, está más que justificado. Su uso a grandes dosis y/o durante periodos de tiempo elevados, debería acompañarse de tratamientos preventivos de la osteoporosis. En los casos de sinovitis persistente, estos fármacos se pueden usar de forma intraarticular, lo que resulta en una mejora notable de su perfil de seguridad.

Los fármacos de elección en el tratamiento de la artritis reumatoide son los modificadores de la enfermedad. Estos fármacos se deben utilizar lo antes posible, y a menudo secuencialmente, combinados, o escalonados, para tratar de disminuir la resistencia que muchos pacientes presentan al tratamiento. Los fármacos modificadores de la enfermedad retrasan el daño articular, reducen la inflamación, mejoran la sintomatología, mantiene la funcionalidad y calidad de los pacientes, y pueden mejorar su actividad diaria y productividad laboral. Por el lado negativo, a menudo son mal tolerados a largo plazo, presentan una manifestación de su efecto tardía, y pueden sufrir una perdida de su actividad a lo largo del tratamiento. Todo ello condiciona un grado de incumplimiento muy elevado. Este factor debe ser tenido en cuenta a la hora de evaluar la eficacia de un tratamiento, y puede ser minimizado con la implicación del paciente en su propio tratamiento. Todo lo visto hasta ahora, unido a criterios de coste y pauta de administración, condicionara la elección de un fármaco u otro.

Palabras claves:
  • AINES
  • ARTRITIS REUMATOIDE
  • CORTICOIDES
  • IBUPROFENO

NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.