El farmacéutico SOLO debe tratar las QUEMADURAS DE PRIMER GRADO (sin ampollas) y las de SEGUNDO GRADO SUPERFICIALES (ampollas, eritema) y debe remitir las restantes al médico. La primera medida ante una quemadura causada por calor o por productos químicos es sumergir la parte afectada en agua fría hasta que ceda el dolor. La aplicación precoz de agua fría impide que se agrave la lesión y puede evitar la aparición de ampollas. Cuando no existen ampollas, no es preciso un tratamiento oclusivo. Lavar la zona con agua y jabón suave, aplicar una crema de hidrocortisona al 1% dos veces al día (2-3 días), o una crema emoliente, proteger del sol y mantener la zona bien hidratada. Si la quemadura no mejora o existen ampollas, se debe lavar bien con agua y jabón suave y si las ampollas están íntegras es aconsejable aspirar su contenido con aguja y jeringuilla estéril. Limpiar con un antiséptico y aplicar un apósito estéril, el cual protegerá la herida de una posible contaminación, manteniéndola húmeda. Cada tres días debe cambiarse el apósito, lavar la herida con suero fisiológico o agua hervida y aplicar uno nuevo. También se pueden usar apósitos grasos medicamentosos, sin antibióticos, o una gasa estéril de malla fina impregnada ligeramente en vaselina estéril.
Las quemaduras leves no requieren antibióticos. El paciente debe acudir al médico si, pasada una semana, no hay epitelización o aparecen signos de infección.
Palabras claves:
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NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.