Sesión Bibliográfica. 26 de Octubre de 2015 (405)

El niño es un ser que está en continuo crecimiento y maduración por lo que presenta diferencias en cuanto a tamaño y madurez de los diferentes órganos y sistemas, pero también en el desarrollo motor y cognitivo. Además tiene una patología propia que requiere de una metodología diagnóstica adaptada. La población pediátrica es heterogénea y se compone de varios grupos de edad según el grado de desarrollo. Se reconocen 5 grupos de edad pediátrica: recién nacidos prematuros, recién nacidos a término (1-27 días), lactantes (28 días hasta 23 meses), niños (de 2 años a 11 años) y adolescentes (de 12 a 18 años).

Los recién nacidos prematuros son los niños que han nacido con menos de 37 semanas de gestación. Se trata de una población muy heterogénea que puede incluir niños de hasta 24 semanas de gestación y 400 g. de peso con una inmadurez extrema. La edad gestacional y el peso están estrechamente relacionados con el desarrollo madurativo del recién nacido prematuro y se deberán tener en cuenta en la dosificación de medicamentos. Estos niños presentan afecciones propias asociadas a la inmadurez, como el síndrome del distrés respiratorio, la hipertensión pulmonar, el ductus arterioso persistente, la enterocolitis necrotizante, la hemorragia intraventricular y la retinopatía del prematuro.

La absorción oral es poco predecible en los recién nacidos. Presentan un pH gástrico mayor que los adultos que puede afectar a la absorción de los medicamentos. Por ejemplo, los ácidos débiles pueden ver su absorción aumentada, mientras que las formas farmacéuticas de liberación modificada cuya liberación dependa del pH pueden ver su biodisponibilidad modificada. Aun así, la vía oral es la de elección en los niños excepto en los prematuros, cuando no esté disponible o cuando se requiera un efecto sistémico rápido en situaciones agudas. Los niños, especialmente los neonatos, tienen una piel más fina, hidratada e irrigada. Se deben extremar las precauciones cuando se aplican fármacos tópicamente para un efecto local, pues pueden acabar absorbiéndose y pasar a circulación sistémica. Además, los niños presentan un mayor ratio superficie corporal /peso, por lo que cualquier medicamento absorbido accidentalmente por la piel se va a concentrar mucho más en circulación sistémica. El porcentaje de agua corporal total y de líquido extracelular es muy alto al nacer y va reduciéndose a lo largo del primer año de vida, al contrario que el tejido muscular y graso que se va incrementando, por lo que los fármacos hidrosolubles presentaran un mayor volumen de distribución en los niños más pequeños. Con las proteínas plasmáticas hay menor afinidad y problemas de desplazamiento por competición con otras moléculas como la bilirrubina. Esto puede llevar a una mayor fracción de fármaco libre y mayor riesgo de toxicidad; algunos fármacos como la fenitoína tienen una ventana terapéutica menor. Por otro lado, la barrera hematoencefálica es más permeable, lo que supone mayor riesgo de toxicidad por el paso de sustancias endógenas (como la bilirrubina) o medicamentos a SNC. Por ejemplo, los niños tienen mayor riesgo de efectos extrapiramidales por la metoclopramida, de hecho no está recomendada en niños y está contraindicada en menores de 1 año.

Los cambios más importantes en el estado madurativo de los órganos eliminadores, especialmente hígado y riñón, se producen durante los primeros años de vida y a los 10 años alcanzan valores de adulto. Los mecanismos de aclaramiento renal y hepático maduran rápidamente y las dosis pueden llegar a valores (en base mg/Kg) superiores a los valores de la población adulta. Esto se debe a que los órganos eliminadores son, en términos de porcentaje sobre peso corporal, mayores que los adultos. Igualmente es importante el desarrollo psicomotor y tener en cuenta que se puede ver afectado por fármacos que tienen acción sobre le SNC. Algunos fármacos pueden afectar a las habilidades psicomotoras o al rendimiento del niño en la escuela. Por otro lado, la madurez intelectual del niño es importante a la hora seleccionar un dispositivo de administración, por ejemplo un inhalador.

La pubertad puede afectar la actividad de algunas enzimas que metabolizan medicamentos. Por otro lado, algunos medicamentos pueden retrasar o acelerar el inicio de la pubertad, lo que puede afectar a la estatura del individuo al llegar a edad adulta. Otro aspecto importante es la necesidad de realizar pruebas de embarazo así como recomendaciones sobre el uso de métodos anticonceptivos cuando se toman medicamentos teratógenos, como la isotretinoína para el tratamiento del acné. Los adolescentes podrán asumir responsabilidades sobre su salud, aunque son legalmente menores, su opinión deberá tenerse en cuenta así como respetar su privacidad en las relaciones con los profesionales sanitarios. Se deberá estar vigilante en aspectos como el cumplimiento terapéutico, especialmente cuando se trate de fármacos que afecten a su imagen, así como a la toma de drogas recreativas, tabaco o alcohol que pueden interferir en el tratamiento.

FORMACIÓN DICAF:

Farmacoterapia del paciente pediátrico I. Particularidades, aspectos nutricionales e infecciones.

Un programa de Formación dirigido por la Dra. Rosa Farré, directora del Servicio de Farmacia del Hospital pediátrico St. Joan de Déu de Esplugues (Barcelona).

Palabras claves:
  • adolescentes
  • niños
  • paciente pediátrico

NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.