Sesión Bibliográfica. 07 de Marzo de 2016 (424)

El virus Zika forma parte del grupo de los arbovirus, virus transmitidos por artrópodos, miembro de la familia Flaviviridae, género Flavivirus,  en el que se incluyen otros virus conocidos por su afectación sobre los seres humanos como el del dengue, el de la fiebre amarilla o el virus del Nilo Occidental. El virus Zika fue  identificado por primera vez en el bosque Zika cerca de Kampala, Uganda, en macacos rhesus en 1947. Se trata de un virus de ARN monocatenario con dos linajes principales que se corresponden con las zonas geográficas de Asia y África. Se cree que mientras que en el linaje africano se ha mantenido en gran medida un ciclo vital que involucra la transmisión entre primates no humanos, tomando a los mosquitos como huéspedes ocasionales que contribuyen a su diseminación, una mutación en el linaje asiático puede haber llevado al virus a adaptarse para tomar a los seres humanos como anfitrión principal en lugar de otros primates no humanos.

Hasta 2007 los informes de casos en humanos fueron raros y esporádicos, por lo que al no considerarse de importancia para la salud pública, la prioridades de investigación se enfocaron hacia otros flavivirus y actualmente existe poca literatura sobre la patogénesis del virus. Desde entonces se tiene constancia de afectación en humanos en diferentes momentos: en  2007 en la isla de Yap, Micronesia, donde se tiene constancia serológica que en 3 años el virus infectó al 73% de la población de la isla; en 2013 en la  Polinesia Francesa 294 casos fueron confirmados en un periodo de 10 semanas; casos localmente adquiridos en la Isla de Pascua, señalan  en 2014 la llegada del virus Zika al continente americano; y de ahí  hasta mayo de 2015 en que aparecen los primeros casos confirmados en el noreste de Brasil. Esta relativa nueva presencia del virus en el continente americano, sin existencia de inmunidad natural entre la población, es uno de los factores que se consideran claves en su rápida propagación y el gran número de personas afectadas.

En caso de infección por el virus Zika, después de un periodo de incubación de 3-12 días, puede experimentarse un estado  de enfermedad leve con síntomas que duran aproximadamente de dos a siete días entre los que se incluyen  fiebre, conjuntivitis, artralgia, mialgia y erupción generalizada (que puede ser con prúrito), así como en ocasiones dolor de cabeza, dolor retro-orbital, edema periférico y trastornos gastrointestinales. El hecho de que en muchas ocasiones (que algunas estimaciones sitúan hasta en el 80% de los casos) la infección curse de forma subclínica, contribuye a que sea  difícil realizar estimaciones realistas del número total de casos.

El vector que se considera como clave en la trasmisión del virus es el mosquito Aedes aegypti, pues se ha detectado existencia del virus en individuos aegypti salvajes y se ha podido inducir transmisión experimental en monos rhesus mediante la picadura de este mosquito. El aislamiento de virus en el semen 17 días después del diagnóstico clínico de la infección aguda apoya el potencial de transmisión sexual, así como la detección de ARN del virus Zika en el semen 62 días después de la aparición de los síntomas, y también existen datos  que apoyan que la que la transmisión también puede ser posible a través de sangre y productos sanguíneos infectados, así como transmisión transparentaría y transmisión perinatal durante el parto, a partir de ARN del virus existente en el líquido amniótico. Por otro lado, actualmente no existe evidencia que soporte la posibilidad de transmisión a través del contacto con la saliva, la orina o microgotas respiratorias.

Algunas de las regiones en las que se están registrando actualmente brotes de infección por el virus Zika han informado de un aumento aparente de casos de microcefalia congénita así como aumento de síndromes neurológicos post-infecciosos, particularmente el síndrome de Guillain-Barré. Aunque por el momento no se ha podido confirmar de forma inequívoca la relación entre el virus Zika y tales afectaciones neurológicas, el nivel de preocupación es alto. Teniendo en cuenta el número y frecuencia de los viajes internacionales en nuestros días, y la existencia, en América del Norte y el sur de Europa,  de otra especie de mosquito vector (Aedes albopictus) que se ha demostró potencialmente competente para la transmisión de la infección el pasado mes de febrero, la OMS declaró una emergencia de salud pública de importancia internacional y alerta a los profesionales médicos de todo el mundo que la infección por el virus Zika debe ser considerada en las personas que presentan síntomas compatibles y hayan  regresado recientemente de países en los que se están produciendo brotes de la infección.

Organismos sanitarios tanto locales como internacionales trabajan a contra-reloj para tratar de hallar una solución que permita controlar la propagación y afectación del virus, pero por el momento no existe una vacuna que permita la prevención , ni un antiviral específico para el tratamiento del virus Zika. El tratamiento es únicamente sintomático, aunque tampoco se conoce qué  agentes son los óptimos para el tratamiento de la fiebre, picor y la artralgia. El consejo general es tratar de minimizar, especialmente entre las mujeres embarazadas, el riesgo de las picaduras del mosquitos vistiendo mangas largas y pantalones y haciendo uso de repelentes de mosquitos y redes protectoras. En algunas zonas afectadas se ha tratado de controlar la presencia de vectores con la aplicación de insecticidas y la eliminación de pequeños charcos de agua estancada, en las zonas de reproducción y cría del Aedes, y la OMS está considerando la liberación de mosquitos esterilizados por irradiación que compitan con los ejemplares salvajes e interfieran en los procesos reproductivos.

Palabras claves:
  • epidemia
  • virus Zika

NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.